viernes, 15 de enero de 2016

¡Qué mal comemos!

Ya escribí la entrada sobre: “Trucos para comer sano”. Hace unos días se me ocurrió la idea de escribir algo sobre los errores comunes a la hora de comer. La verdad es que hay bastantes, y no siempre nos damos cuenta que los cometemos.

En el mundo de hoy no es fácil comer bien. Entre la publicidad, multitud de productos en las estanterías de las tiendas, los bares a cada esquina y la rapidez de la vida de hoy, es casi imposible mantener las maneras de comer de nuestros abuelos. Pero con pequeños cambios, creo que todo es posible.





Publicidad

Es un arma muy potente en la industria alimentaria. Todas esas imágenes de gente feliz, niños contentos con un simple producto que, en teoría, resolverá todos tus problemas – los slogans muy pegadizos, te sugieren la elección a la hora de hacer compras.
Eso sí, ninguna publicidad te dice de que está hecho el yogur por ejemplo, cuanta azúcar o grasa contiene. En el anuncio todo es muy bonito, pero a menudo no es nada sano. Por eso – siempre hay que comprobar las etiquetas y nunca comprar “a ciegas”. Muchos productos de la publicidad contienen doble de cantidad de azúcar que sustancias nutricionales como fibra o calcio. La bollería industrial con juguetes o glaseado de colores es una fuente de grasas trans que se han demostrado que provocan obesidad. 
Lo más triste, que los productores de alimentos saben a quién dirigir la publicidad. Gran mayoría se fija en los niños dándoles regalos como juguetes, colores muy llamativos. Otra parte está destinada a las madres, dando soluciones a la hora de preparar la comida “sana”.

Comida non stop o falta de horario fijo de comer. Comer demasiado rápido

Un pecado que se comete muy a menudo. El cuerpo pierde la costumbre de horario de comer, y como el resultado, se come más que si fuera un plato de comida en casa. Si vas picando todo el día, estoy segura que tampoco estás picando las ensaladas, frutas o verduras, ¿a que no? Pillas cualquier cosa de la bollería industrial, rosquilletas que aportan pocos valores nutricionales.

Intenta comer a las horas fijas y cinco veces al día. Tres comidas deben ser más abundantes: desayuno (fundamental, no vale solo con un café y una tostada), la comida y la cena (ligera, pocas grasas y carbohidratos). Para picar durante almuerzo y la merienda recomiendo las frutas, verduras, dips a base de legumbres (como humus) o a base de yogures. Puedes hacer rosquilletas caseras con harina integral y nueces. Algunas galletas de verduras (como galletas de zanahoria, tartaletas de calabacín con queso – eso aguanta muchos días y fuera de la nevera).

Y otra cosa – no comer rápido. Si sabes que tienes poco tiempo para comer, escoge la porción más pequeña de lo normal. El cerebro tarda hasta 20 minutos de llegar a la conclusión que uno ya está lleno. Comiendo rápido se engaña al cerebro y se come mucho más. Como resultado tenemos la digestión difícil, con gases, malestar etc.  

Bebidas

Es un tema sinfín. Hay tantas variedades de refrescos, zumos, bebidas de todos los colores. ¿Cuál es lo mejor para nosotros?

Agua, agua y otra vez agua. No hay mejor forma de hidratar a nuestro cuerpo

Bebida es un invento de la industria alimentaria para engañar al consumidor. Se trata de un producto que contiene agua, zumo de frutas (muchas veces del concentrado) y muchísima azúcar. Los niños son el objetivo principal, por eso tienen tantos colores raros (como azul o rosa), los envasen son muy llamativos.

Refrescos – es básicamente lo mismo que la bebida, la diferencia está en la presencia de ácido orto fosfórico que nos da la sensación de refrescar. Nada más engañoso – con tanta cantidad de azúcar solo potencia la sed. Sin decir nada de azúcar, que con tanta cantidad es un paso hacia diabetes tipo 2.
Por eso siempre recomiendo beber agua y los zumos naturales recién exprimidos como de manzana, naranja, limón. A los niños ofrecerles las bebidas azucaradas solamente en las ocasiones especiales.

Hablando del tema de los zumos: es muy importante que no compréis las bebidas hechas a base de concentrado. La concentración de zumos se realiza normalmente a las altas temperaturas (por encima de 65ºC) ya que evaporación al vacío es muy cara. Se elimina toda el agua junto con la destrucción de las vitaminas y aromas naturales, se filtra para eliminar la fibra. Para recuperar el zumo, se añade el agua, aromas artificiales y para recompensar el sabor – azúcar. Todo esto hace que este zumo reconstruido es un zumo sin ningún valor nutricional.

Azúcar

Este apartado hace un poco resumen do los tres anteriores. La cantidad diaria recomendada de azúcar blanco en nuestra dieta debe ser alrededor de 30 g (unas 7 cucharaditas). Hay que tener en cuenta que eso incluye: el azúcar naturalmente presente en las frutas y verduras,  azúcar blanco refinado, jarabe de glucosa fructosa, miel, maltosa, fructosa entre otros. Por eso el consumo de azúcar  de una persona normal suele ser doble gracias al azúcar escondido en varios productos alimentarios como tomate frito.


Los expertos de nutrición recomiendan mirar bien las etiquetas y fijarse en el contenido de azúcar en el producto:
-       Más de 22.5 g/100g producto – es un contenido alto
-       Por debajo de 5g/100g de producto – se considera contenido bajo

Como he escrito en la entrada sobre edulcorantes, no merece la pena cambiar el azúcar por edulcorantes. Simplemente basta con reducir las cantidades de ingesta de azúcar fijándose en las etiquetas.

Pocas verduras y frutas, dieta monótona, falta de fibra, falta de creatividad

Me parece increíble que en un país como España, como el sol prácticamente todo el año, se consume relativamente poca fruta y verdura. Polonia u otros países del norte, que gran mayoría importa frutas y verduras, ¡se come más!
Hay que comer más de 400g de frutas y verduras al diario. Eso conlleva varios beneficios, tales como:
- Reducción de riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes
-       Reducción de riesgo de algunos canceres, como cáncer de colon,
-       Control de peso e incluso adelgazamiento
-    Suministro de vitaminas y minerales naturales que son mejor absorbidos por el cuerpo que las pastillas artificiales
Las verduras y frutas son muy versátiles – se pueden preparar en diferentes maneras. Cocidas, asadas, cocidas al vapor, en batidos, en salsas, ensaladas. Lo más importante es enseñar desde pequeño comer las verduras para crear una costumbre. El niño debe ver que los padres comen de todo, entonces también lo hará.

La clave está en creatividad. Las carnes con verduras como hamburguesas, una ensalada diferente. Otra opción es incluir los familiares en la preparación de comida. Es más sabroso algo que se ha preparado uno mismo que servido en el plato. 

Demasiada fritanga

Me he dado cuenta viviendo en España, que gran mayoría de tapas, aunque esté deliciosa, es una simple fritanga. Algunos bares preparan sus propios rebozados usando por ejemplo la harina de garbanzos. Otros utilizan los productos precongelados que contienen más rebozado que propio alimento. Y lo que contiene este rebozado, ni te lo imaginas.

Otro pecado que cometen los restaurantes,  es falta de cambio de aceite y limpieza de freidora. Eso conlleva un riesgo para la salud porque aceite usado contiene muchas sustancias carcinógenas como acroleína o productos de las reacciones químicas gracias a las altas temperaturas.

Lo propongo dejar las tapas para cuando salgamos de casa para cenar, o hacerlas en casa en aceite de cacahuete (para comprar en las tiendas chinas) o grasa saturada como manteca de cerdo. 

Si, la manteca de cerdo. Es muy estable en las altas temperaturas, mantiene el calor y bien manejado a la hora de freír, no se absorbe tan fácilmente al producto.

La tele encendida durante la comida

Una vez en UK se realizó un estudio con dos grupos de niños: un grupo comía viendo sus dibujos favoritos, otro comió sentado en la mesa sin tele encendida. Como resultado, el grupo con la tele encendida tardó más en terminar el plato, pero comió más. El otro grupo consumió menos, se sintieron saciados más rápido. La conclusión – cualquier cosa que nos distraiga de nuestra comida juega en nuestra contra. Otra cosa son las publicidades de alimentos en la tele – subconscientemente nos hacen hambrientos y como resultado, comemos más. 

Otro pecado - picamos mientras vemos la tele. De hecho, picamos sin control - una bolsa de patatas fritas, cacahuetes fritos, coca cola, popcorn... No quiero decir que no se puede comer snacks durante la sessión de cine. Solamente basta con cambiar lo que se come. Unas chips de verduras (laminas finitas, hechas al horno), verdura picada, frutas, nueces (pero no fritos, al natural) son buenos ejemplos para picar algo sano en vez de sal y grasa. Popcorn también vale, pero hecho a la antigua - en la olla con poquito aceite, nada de microondas. 

Lo mejor es comer lentamente, con la familia, masticando bien. Así nuestro cerebro tiene tiempo de analizar la situación en el estómago y decirnos: ¡Basta, ya hemos comido!

Exceso de sal

Yo pongo poca sal a las comidas, porque no me gusta mucho salado. Pero conozco a gente que echan cucharas (no cucharaditas, cucharas) de sal en las simples patatas, para dar un ejemplo. Para mí, sus platos son incomestibles.

España es uno de los países que más sal echa en las comidas, según OMS. Lo recomendado es 5g de sal (una cuchara sopera) y los españoles comen casi doble. ¿Dónde podemos encontrar la sal?
-       Productos con glutamato de sodio: nuestro cuerpo metaboliza esta sustancia a ácido glutámico y sodio. Productos: tabletas de caldo, jamones cocidos, salchichas, patatas fritas u otros snacks como cacahuetes, salsa industriales.
-       Encurtidos: aceitunas, pepinillos etc.
-       Tapas: todo lo rebozado sabe mejor con sal.

¿Por qué la sal es mala? Principalmente es uno de los factores que influyen al desarrollo de enfermedades cardiovasculares aumentando la presión arterial. Además, cambia el equilibrio de minerales en nuestro cuerpo provocando que los riñones trabajen más. Y otra cosa más, la sal influye al cuerpo de tal manera, que este retiene agua, que tampoco es bueno para nuestras arterias.


No es nada fácil eliminar el exceso de sal de la dieta, ya que se encuentra en prácticamente todos los alimentos industriales. Pero con la conciencia, y como siempre, leyendo las etiquetas y comparando los productos se puede llegar a los bueno resultados.
Y otra cosa más – hacer el máximo número de cosas caseras. Así controlarás el contenido de sal y azúcar.





Bibliografía:



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