sábado, 29 de agosto de 2015

Hamburguesas caseras

A mí me encantan las hamburguesas. La carne jugosa, lechuga, pepinillos, buena salsa y acompañadas por patatas asadas o aros de cebolla…
Eso sí, es muy difícil encontrar una buena hamburguesa en los restaurantes. Unos están muy secos, otros gordos y crudos por dentro (aunque pidas bien hecha, te sirven quemada por fuera y sangriento por dentro, brrr), en otros locales no tienen ni sabor a carne. En fin, decidí hacer mis propias hamburguesas y ¡están de lujo!

Ingredientes:

para 4 personas
Hamburguesa:
200 – 250 g de carne
Perejil al gusto
Dos dientes de ajo
Cebolla
Sal y pimienta al gusto u otras especias  
Huevo
Un puñado de pan rallado
Patatas:
3 patatas cortadas en dados, sal, pimienta, especias al gusto
Panecillos:
Los suelo hacer caseros, porque comprados no se quedan iguales de sabor.
Suplementos:
Huevo frito, lechuga, tomate, queso, pepinillos, ajonesa/mayonesa, cebolla morada (es más dulce y suave que la blanca) – lo que más os gusta.

Preparación:

En la batidora mezclo los ajos, cebolla, el huevo, perejil y especias. A veces pongo solo sal y pimienta, otras veces pongo un poco de garam masala u otras especias que me apetecen al momento. Hay que batirlo hasta obtener el líquido homogéneo. Lo añado al carne y mezclo bien añadiendo poco a poco el pan rallado. Hay que tener cuidado, porque al pasarle con pan la hamburguesa se quedará seca. Lo dejo reposar unos 10 min.
Dependiendo de tamaño de nuestros panecillos, hago las bolas de carne y las aplasto. No me gustan muy gordas, por eso lo aplasto bastante. La hamburguesa fina también ayuda a poder dar un bocado a conjunto entero J
Lo frío en la sartén con un poquito de aceite hasta que estén doradas por un lado y les doy la vuelta. Cuando se doren por los dos lados les dejo un par de minutos más al fuego bajo dando vueltas. Están hechas por dentro cuando no hay color rojizo al cortarles, o cuchillo después de pinchar quema. Luego en la misma sartén frío los huevos. Así evito el exceso de aceite con el huevo frito tradicional. 
El panecillo cortarlo por la mitad, poner las salsas que os gustan, carne, queso etc.

Las patatas les hago al horno o en la sartén hasta que estén crujientes y dorados. 

En la foto se ve el condimiento que son lo garbanzos con cebolla caramelizada y pasas. 

Panecillos caseros no solo para hamburguesas

No son solo panecillos para hamburguesas. También sirven como sustituto de pan para el desayunar o para hacer bocadillos.

Ingredientes

340 g harina – yo uso 200 g de harina de fuerza y 140 g harina integral
100 ml leche
100 ml de agua
7g levadura seca
1 cucharadita de azúcar
1 cuchara de mantequilla derretida
0.5 cucharadita de sal
Para adornar:
Huevo batido, sésamo, pipas de calabaza, de girasol, de linaza

Preparación

Mezclamos agua con leche y azúcar, lo calentamos unos segundos en las microondas para qué este caliente pero sin quemar. Se añade la levadura, mezcla bien.
En un cuenco poner las harinas con sal, añadirle líquido y la mantequilla y mezclar bien. Amasar unos 15 minutos y dejar reposar una hora o hasta que masa doble su tamaño en el cuenco tapado con un pañuelo mojado (la masa no se secará).
Cuando pase el tiempo, hay que amasar ligeramente, dividirlo en 6 panecillos, formarlos y colocarles en la bandeja de horno. Yo les pongo ahora el huevo batido y las semillas.
Dejar reposar unos 30 min, tapados con el pañuelo mojado.  Meter en el horno caliente a 200ºC unos 15 – 20 min.
Truco: para que la masa crezca bien el horno, está bien utilizar el bote de spray relleno de agua. Así se introduce la humedad en el horno y no se secarán los panecillos – la miga estará perfecta esponjosa.


jueves, 27 de agosto de 2015

Trucos para comer sano

Cada uno quiere comer sano. Y adelgazar. Las dos cosas se pueden juntar fácilmente siempre y cuando se aplica unos simples trucos a la hora de comprar y elegir los productos.
Primero de todo – SIEMPRE LEER LAS ETIQUETAS. Aunque el nombre indica que algo es natural, solo mirar la lista de ingredientes, se te quitan las ilusiones. Otro día pasé por la zona de jamones y un de las marcas anunciaba su producto como “natural de siempre” o algo así. Cuando empecé a leer los ingredientes, me di cuenta que de natural tenía poco que ver. Cuanto menos ingredientes y menos procesado es el alimentos, mejor para tu salud.
La lista de ingredientes esta creada en la siguiente forma – las sustancias van en orden de mayor cantidad a más pequeñas. Por ejemplo: si un chocolate tiene como primer ingrediente azúcar y luego cacao o masa de cacao – eso significa que posiblemente el producto es de mala calidad y va a ser muy dulce con poco sabor a chocolate. Lo mismo pasa con las salchichas – cuando más carne hay en porcentaje – mejor.

Fruta y verdura

Elige siempre fruta y verdura de temporada. Esto tiene la explicación fácil – en pleno invierno se puede comprar uvas o melocotones, claro, pero vendrán desde lejos, posiblemente de Sudamérica o China. Cuánto más distancia, más substancias químicas se les echa encima para que aguante el viaje intacto y bonito. Fuera de temporada está mejor elegir las frutas congeladas (las venden en algunos supermercados).
Por otro lado, no tengas miedo elegir una fruta con imperfecciones como agujeritos, gusanitos etc. Esto es una señal que recientemente no se ha aplicado ninguna pesticida a la fruta y es más saludable.
Hay muchísimos videos por YouTube donde la gente enseña la existencia de las ceras encima de la fruta, casi siempre como ejemplo sirve una manzana, y lo presentan como substancia química, carcinógena etc. No es verdad – esas substancias fueron comprobadas como seguras durante el proceso largo de verificación científica (también lo hacen en mi universidad). Gracias a eso no presentan ningún riesgo para salud y son comestibles.
La mejor forma de consumir frutas es comerlas crudas, porque al tratarles con calor se pierde una gran parte de vitamina C. Las frutas en almíbar no les aconsejo por alto contenido de azúcar y pequeño valor nutricional. 


Productos lácteos


Esto es un mundo aparte. Me cuesta muchísimo encontrar un yogur que sea natural sin azucares añadidos y sin edulcorantes (sobre edulcorantes y su influencia a la salud – aquí) y de leche semidesnatada o entera.
No me gusta el sabor de edulcorante (para mi es el sabor metálico en la boca) y adición de azúcar veo innecesaria. Aquí recomiendo leer atentamente las etiquetas. Muchos productores “engañan” al consumidor, utilizando ingredientes como leche en polvo (más calórico, soso y más barato que leche normal), varias proteínas de soja por ejemplo (añaden textura y dan la sensación de saciedad). Por otro lado no os preocupéis si en la etiqueta de yogur de fresa habéis encontrado zumo de remolacha o zanahoria. Se añade este colorante natural por una simple razón – el color de la fresa es muy inestable y no se mantiene mucho tiempo. Adicción de otros zumos permite obtener mejores resultados visuales cuando se abre la tapa.
Hablando de yogures de sabores – es importante leer la etiqueta en este caso también. Muchos fabricantes ahorran en manera de no poner la fruta en el producto – en la etiqueta solo indican que el yogur contiene el colorante natural y aroma.
Los peores valores de punto de vista nutricional pertenecen al grupo de productos destinados a los niños. Una de las marcas líder en el mercado utilizado mucho azúcar añadido en sus productos y lo presentan en la publicidad como fuente de calcio. No es verdad, si lo compras con otras marcas – yogur natural tiene casi la misma cantidad de calcio sin azúcar añadido.
Lo mejor es comprar un yogur natural o bifidus (natural, sin azucares, sin edulcorantes de leche entera) y mezclarlo en casa con los cereales y/o frutas. Podéis añadir algo de azúcar si os gusta tanto, siempre en pocas cantidades o usando miel. ¡Esta es una merienda perfecta!


 Cereales para desayunar


He leído una vez un estudio científico, donde se indicaba que los cereales destinados a los niños deberían estar en la estantería de dulces en vez de cereales por la simple razón – enormes cantidades de azúcar y escasa fibra. A los niños les encanta – colores, chocolate, animales, algunas marcas añaden los juguetes – es una manera de mantener el cliente (el niño en este caso) leal a esta marca - ¿Pero es muy sano no? Pues no. De vez en cuando claro que tu hijo puede comer. Pero no todos los días. Nadie se atreve hacer estudios completos, pero hay indicaciones que tanta cantidad de azúcar puede provocar el síndrome TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad). Además, los fabricantes tientan indicando en la etiqueta el contenido de vitaminas, calcio u otros ingredientes esenciales para el desarrollo. Es mejor elegir un producto más barato con menos colores, pero con fibra y minerales (como muesli o cereales de fibra) y combinarlo con frutas o puree de frutas. Tu niño saldrá ganando.


Pescados

Desde pequeño siempre nos dicen que el pescado es muy sano, hay que comerlo por lo menos dos veces a la semana (las embarazadas hasta cuatro). La verdad es un poco diferente. No hay duda que el pescado sigue siendo sano (los ácidos grasos esenciales omega 3 y omega 6, proteínas esenciales, es fácil para digestión), pero hay que elegir bien a la hora de comprar. Las mujeres embarazadas y los niños hasta 5 años deben evitar comer grandes depredadores como atún, pez espada o tiburón por una simple razón – acumulación de mercurio en sus cuerpos. Mercurio daña principalmente a sistema nervioso y puede provocar los trastornos mentales y problemas graves de salud.
La mejor manera de preparar el pescado es al horno o a la plancha. Los ácidos grasos omega 3 y 6 son termos sensibles, es decir, no aguantan bien el calor y se degradan.
Pescados más saludables:
-       Arenque
-       Caballa
-       Salmón
-       Trucha
-       Sardina
-       Pescado blanco como merluza
Les aconsejo evitar panga, aunque es pescado blanco. Gran mayoría de plantas de producción de este pescado se encuentra en China y hay estudios que indican que es muy contaminada.
Como saber si el pescado está fresco.
En principio, el pescado viene a la venta durante 24horas desde su captura. El pescado más fresco se puede comprar en las lonjas de pescadores, aunque no en todos los sitios lo venden al particular.
En el supermercado hay que fijarse en:
-       Los ojos: deben ser claros, transparentes, “vivos”,
-       Piel elástica, sin rugosidades y arrugas
-       Cuerpo rígido, brillante
-       Branquias muy rojas, de color de sangre, brillantes.
-       En caso de moluscos: todas conchas deben estar cerradas o cerrarse al dar un pequeño golpe. Deben tener olor fresco al mal.


 Carnes y aves

Se ha dicho todo lo malo sobre la carne que podemos comprar en el supermercado. Que es de mala calidad, que lo hinchan de sustancias químicas, que es poco comestible. Pues la parte de esos problemas es culpa nuestra – queremos comprar más y pagar menos. La industrialización de producción cárnica permite utilizar los trucos para aumentar el peso de la pieza (como añadir las proteínas de soja, fécula y otros almidones- retienen agua, gracias a que la carne este jugosa). Es importante mirar el porcentaje de carne en la carne – cuando más, mejor.
No recomiendo comprar los productos ya macerados o en especias. Uno de las razones es alto contenido de sal (para darle sabor), a veces en vez de las especias meten aromas y/o potenciadores de sabor. Mejor preparar mezcla de especias casera y dejar la carne macerando toda la noche en la nevera.  


Pan

Cuántas veces hemos oído - ¡Este pan ya no sabe cómo el pan verdadero! Es verdad, la industrialización está recogiendo sus frutos – el pan cada vez tiene peor calidad por varias razones. Por un lado para vender pan más barato (como en cadenas de supermercados) se utilizado peores materias primas (harina muy refinada, aceites baratos, aditivos para mejorar de fermentación). Las panaderías con sus precios altos comparándolas con supermercados, pierden la batalla aunque en mi opinión el pan es mejor. El peor, en mi opinión es el pan de sándwich. Tiene bastantes ingredientes que no se encuentra en pan normal como aceite de palma (hay bastantes estudios que indican muy desfavorable influencia al cuerpo humano), jarabe de maíz (alto contenido de fructosa, que nuestro cuerpo transforma directamente a la grasa). En Estados Unidos se le considera uno de los principales causantes de obesidad en el país.
Una de las opciones más saludables y laboriosas es hacer pan en casa. No es nada difícil, solo requiere tiempo. Los resultados son inmejorables si por fin pillas el truco.


Embuditos y jamones


Los productos curados, como jamones o chorizo, lo considero como uno de los más saludables. Las proteínas están intactas por falta de tratamiento térmico, la grasa no está oxidada, es decir, no contiene ninguna sustancia que puede dañar a la salud. Eso sí, es bastante calórica y las personas con obesidad o problemas de corazón deberían limitar su consumo.
En caso de los embutidos, como mortadela o salchichas, es muy importante leer las etiquetas. Primero, por saber cuánta carne se utilizó en proceso de producción y cuáles son los aditivos. Algunos fabricantes añaden potenciadores de sabor (cuidado a la hora de alimentar a los niños), conservantes o almidones para sustituir parte de la carne y mantener la pieza jugosa. Por desgracia, casi todos los productos de esta gama contienen conservantes para mantenerlos frescos más tiempo.


 Leche


Leche es el alimento básico para los más pequeños, pero muchos adultos lo están consumiendo a diario. En países de Este, gran mayoría de la población tiene intolerancia a las proteínas de la leche, por eso dejan de tomarla en la vida adulta. Los productos lácteos tienen las proteínas cambiadas por las reacciones químicas o fermentación y por eso no provocan efectos adversos como diarrea, gases o mal estar.
Otras personas tienen intolerancia a la lactosa, que les hace imposible consumir productos elaborados a base de la leche como quesos, yogures etc.
Siempre recomiendo la leche entera o semidesnatada. ¿Por qué? – la respuesta es en el contenido de grasa. La grasa, aunque tiene muy mala fama por los mitos alimenticios, es muy importante. Gracias a ella, el cuerpo es capaz de absorber las minerales y vitaminas que necesite para funcionamiento perfecto como vitamina A y D, calcio u otros minerales.
En los supermercados podemos encontrar la leche pasteurizada y la leche UHT. ¿Qué es la diferencia? Se encuentra en el tratamiento térmico. La pasteurización se realiza en temperaturas relativamente bajas – sobre 80 – 90ºC durante el tiempo determinado, suele ser unos 30 min. Este proceso permite matar a todos los microorganismos dañinos a nuestra salud, sobre todo las baterías de tuberculosis. Pero es necesario mantenerlo en la nevera y no más tiempo que una semana.
El proceso de UHT es el proceso térmico donde se emplea altas temperaturas (hasta 130ºC durante un par de segundos). Este proceso permite matar todos los microorganismos infecciosos en el producto. El cierre hermético aumenta la vida útil hasta un año. La principal diferencia entre esos dos procesos es el sabor – alguna gente se ha quejado de sabor amargo o quemado en caso de leche UHT. Eso es debido a las altas temperaturas que provocan las reacciones entre proteínas y azucares presentes en la leche. Además, la leche pasteurizada se puede utilizar en la producción casera de los quesos como ricota.
También he visto la leche con extra calcio, extra adición de ácidos grasos omega 3 y 6. No conozco muy bien el proceso de producción, pero os aseguro que la leche desnatada con extra de calcio no sirve de nada por falta de materia grasa (como he mencionado antes, la grasa ayuda a absorber el calcio).


Quesos

La producción de queso es sencilla: leche, se le añade enzimas o ácidos, fermentar, cortar, formar/envasar, dejar de madurar y vender. En este tipo de productos, la etiqueta suele decir la verdad en caso de queso fresco, semicurado y curado.
Si hablamos de quesos para untar, la verdad que no hay mucho que decir. Algunos contienen estabilizantes o conservantes para que aguanten más tiempo abiertos en nuestra nevera. Eso no es de todo malo, pero yo siempre digo que es mejor evitarlos. Es mejor no comprar los quesos para untar que contienen espesantes, almidones – aumenta el valor calórico.


Dulces y golosinas 

Aquí no hay misterio – azúcar, azúcar y una vez más, azúcar. Hay estudios que demuestran que las chuches con el zumo de fruta tienen el mismo valor calórico y poco nutritivo. Lo único bueno que tienes, es la buena cantidad de colágeno que ayuda a mejorar el aspecto de pelo y las uñas. ¡Pero claro, no te pases! Además, como siempre, hay que leer las etiquetas, porque algunos contienen los aditivos que pueden afectar a los niños como algunos colorantes o conservantes. 



Bebidas y agua


En el mercado hay una barbaridad de marcas que producen bebidas para los más pequeños – de todos los tamaños, sabores y colores (literalmente). Gran mayoría de ellos contiene azúcar en diferentes formas: azúcar, jarabe de glucosa – fructosa, jarabe de maíz. Pocos contienen zumo de fruta, más bien colorantes y aromas alimentarios para imitar el sabor indicado en la etiqueta. Muchos niños se ven atraídos por los colores y piden un zumo rosa, azul - ¿Habéis visto este color de zumo en la naturaleza? Pues no. Es mejor limitarlo, en cambio se puede dar al niño “bebida casera” – el agua mezclada con ingredientes naturales (naranjas, limón, hierbas, pepino etc. sin adicción de azúcar, claro).
Los zumos es otra historia. Gran parte de zumos en nuestro mercado se obtiene a base de concentrados (el zumo natural exprimido se sumerge al proceso de tratamiento térmico para evaporar gran parte de agua y así almacenar el zumo (hay otras formas, pero más caras como utilizando bajas presiones – cuando más baja presión, la temperatura de evaporación es más baja). Este zumo tiene siguientes problemas nutritivos: escasa cantidad de vitamina C u otras vitaminas, para recompensar el sabor (a veces por reacciones químicas el jugo tiene sabor como amargo, quemado) se le añade azúcar.

Los mejores zumos, en mi opinión, son los zumos caseros, exprimidos en momento, o zumos que podemos encontrar en las neveras (gran mayoría de ellos no tienen ni azúcar ni aditivos). 


Enlaces de interés:

martes, 25 de agosto de 2015

Galletas estrella con mermelada

Siempre me han gustado las galletas. Incluso más que los pasteles y tartas. Por varias razones. Son lo mejor para acompañar a buen té o una infusión. Se terminan justo cuando ya has saciado el apetito – en mi casa los pasteles siempre quedan y los comemos un poco “a la fuerza” J
Estas galletas son un verdadero éxito en mi casa. No son muy difíciles en hacer, pero es muy difícil que alguno quede para el día siguiente.

La receta original viene de un libro de una de mis cocineras favoritas – Lorraine Pascale. La receta la podéis encontrar en su libro: Lorraine Pascale’s Fast, Fresh and Easy Food. 

Ingredientes para 12 tartaletas (a mí siempre me salen más)

Mantequilla para untar a la forma para magdalenas
Un poco de harina normal
500g de la masa quebrada (hecha en casa o comprada)
12 cucharadas de tu mermelada favorita – yo elijo de naranja i arándanos. La acidez de la fruta queda muy bien con el dulzor de la masa
1 huevo batido


Preparación

1.    Precalentar el horno al 180ºC.
2.    Pasa el rodillo de cocina por encima de la masa quebrada hasta obtener los 5 mm de grosor.
3.    Usando un vaso pequeño o forma redonda hacer 12 círculos en la masa junto con 12 estrellas u otra forma que os parezca bien.
4.    Unta los huecos de la forma de magdalenas con la mantequilla y coloca cuidadosamente los círculos de la masa dentro apretando con poca fuerza hasta que se queden bien colocados. Hacer un par de agujeritos con el tenedor para que la masa no sube.
5.    A continuación, poner las cucharadas de mermelada en cada círculo en el medio, terminando con poner la estrella encima.
6.    Meter para unos 5 minutos las tartaletas en la nevera/congelador para que se endurezcan un poco.
7.    Antes de ponerlos al horno, untar las galletas con huevo batido por encima y cocinar unos 20 – 25 min hasta que queden doradas y crujientes.
8.    ¡Esperar antes de comer porque queman!
¡Qué aproveche!




lunes, 24 de agosto de 2015

¿El pan engorda?

Panecillos caseros
Es una pregunta trampa. No hay simple respuesta si/no. Todo depende de qué tipo de pan comemos, cómo lo comemos, con qué y en cuanta cantidad.
En primer lugar, el pan siempre ha estado con nosotros. Desde la antigüedad acompañó a todos, sin distinguir – reyes, pastores, princesas y pobres. Sin embargo no era el pan que conocemos ahora – era pan duro, difícil de cortar y por este motivo se le rompía a trozos. La levadura fue introducida probamente en la Mesopotamia (también inventaron la cerveza) y fue introducida en Europa. Desde entonces el pan empiezo a cambiar. Los panaderos buscaban mejor harina, se descubrió la existencia de masa madre (la harina que se mezcla con agua y se deja fermentar. Luego se añade a la mezcla para el pan), que daba otros resultados organolépticos en el pan que la levadura sola. Se usaba prácticamente todas los trigos y otros granos. El pan se convirtió en un icono y el alimento principal de la sociedad. Era tan importante que se le introdujo a las celebraciones religiosas, todos conocen el famoso grito “pan y circo” de la antigua Roma.
Hasta los años 20 del siglo pasado, el pan se consideraba como algo casero, existían las panaderías familiares que dedicaban su vida a hacer pan. Luego la cosa cambió. Con el desarrollo de la industria, dos guerras mundiales y el aumento del apetito de la población, en Estados Unidos se empezaron a producir los panes industriales – aguantaban más tiempo, ya venían cortados para hacer las famosas tostadas americanas.
Ahora, en el siglo XXI, tenemos panes de todas las formas, tamaños y colores. Los productores no paran de inventar los nuevos productos para facilitarnos la vida. Tenemos pan casero, pan pre cocido previamente congelado, de diferentes trigos, multicereales, pan de molde, panecillos… Me faltaría tiempo y espacio para nombrarlo a todos. En fin, cada uno elige lo que le apetezca.
Volviendo a la pregunta, tienes que hacerte una pregunta importante: ¿Qué tipo de pan comes? ¿Y dónde lo compras?
Los principios: el pan es nada más que harina, agua, sal, levadura/masa madre/bicarbonato de sodio. Es lo más básico y fácil de hacer. El pan tal como lo he descrito no engorda, salvo que lo hundes en mantequilla o comes todos las noches “croque de Monsieur” (la receta estará por aquí en el blog).
El pan una fuente de carbohidratos que tu cuerpo necesita para funcionar. Hay que mencionar que no se debería comer los carbohidratos por la noche – el cuerpo se prepara para dormir, no tendrá tiempo de gastarlos en forma de energía. Es mejor empezar el día con buena rebanada del pan (recetas de canapés, bocatas, tostadas)
Mucha gente empieza la dieta quitando el pan, que, en mi opinión, es lo peor que se puede hacer. Hay que quitar las grasas trans, bollería industrial y sustituirlos por las verduras y frutas. ¡Y nada de picar entre horas!
Si puedes elegir, aún más sano es pan integral de una buena panadería. El pan integral tiene esa ventaja que te llena antes por mayor contenido de fibra. Si no quieres gastarte dinerito, siempre puedes hacer tu propio pan y mezclar los sabores que más te guste.
El pan industrial, mencionado antes pan de molde, sí que engorda. A parte de los ingredientes básicos contiene otros como azucares, esteres de ácidos, potenciadores de sabor, grasas trans (que provocan el aumento de colesterol LDL responsable por las enfermedades cardiovasculares). Todas esas cosas engañan al cuerpo, no te sacian de todo y a lo largo de dos horas vuelves a tener hambre. Todos esos elementos mencionados se encuentran en toda la bollería industrial como galletas, cookies, magdalenas que tanto nos llaman a atención desde las estanterías.

El pan pre cocido y congelado tiene casi los mismos ingredientes que el pan tradicional. Se les añade ingredientes para mejorar la fermentación, estabilizantes (almidón en frio cambia su estructura y se convierte en producto duro). Para el consumidor la diferencia se encuentra en la calidad de esos ingredientes y la calidad organoléptica. Desde que empecé a hacer mi propio pan, ni me acerco a la panadería de supermercado.