martes, 1 de septiembre de 2015

Introducción a los misteriosos Es

Las etiquetas de varios productos son un auténtico misterio. Llenas de números con los E delante, no hay quién se aclare. Varias páginas web están haciendo propaganda que todo con los E es malo para la salud. Que todo son sustancias químicas y es una conspiración de empresas alimentarias con la intención de drogarnos para que compremos más. Pues no.
Empecemos desde los principios. Los aditivos alimentarios se estaban añadiendo a los alimentos desde la antigüedad. El vinagre, jugo de limón, sal – todas estas sustancias ayudaban a preservar los alimentos para las épocas de escasa alimentación o se les echaba para mejorar el sabor. Todas las especias son aditivos.
¿Y qué es un aditivo? Es cualquier substancia, tanto natural como artificial que se añade al alimento para mejorar su aspecto, textura o propiedades organolépticas durante todo el proceso de producción, desde la materia prima hasta transporte de producto acabado. Además, en la etiqueta hay que indicar todos los ingredientes que contiene el producto, en el orden descendiente – desde la cantidad mayor hacía cantidad menor.
Desde el siglo XIX, cuando la producción de comida se convirtió en el proceso industrial, se empiezo a echar los aditivos a escala grande, sobre todo para hacer el producto más atractivo para el cliente y más sabroso. Desde ahí se introdujeron varios tipos de colorantes, aromatizantes, conservantes… A lo largo de tiempo se introducía nuevos ingredientes, se eliminaba otros por su toxicidad o poca rentabilidad.
Para aclarar las cosas y proteger al consumidor, varios países establecieron ciertas leyes para controlar la implementación de aditivos. Uno de los pioneros, Estados Unidos, en 1938 aceptaron la ley que constaba que solo los alimentos comprobados como no carcinógenos (a base de estudios de laboratorio con animales) se pueden usar como aditivos en la industria alimentaria. En Unión Europea se  estableció una ley parecida en los años 60 del siglo pasado. Desde entonces la lista se sigue actualizando dependiendo de los resultados del laboratorio y aprobación tanto de FAO (Food and Agriculture Organisation) como un consejo de científicos internacionales independientes. En EU se tarda 10 años en aceptar un aditivo y admitirlo al uso industrial. Hay que presentar los datos de repetitivos estudios que indican el IDA (ingesta diaria admisible); es decir: una dosis que no provoca ningún daño al ser humano ingerida a diario. Cada nueva sustancia obtiene un numero con E delante que facilita su identificación.
Durante últimos años se ha eliminado varios aditivos, sobre todo colorantes, de la lista positiva de los aditivos a base de los resultados científicos no favorables.  La lista está siendo actualizada todos los años para proteger al consumidor.

Básicamente, se puede dividir los aditivos en  tres tipos:
-       Naturales: se les puede encontrar en la naturaleza como ácido ascórbico,
-       Idénticos con naturales: tienen la misma estructura química que los naturales,
-       Artificiales: no tienen nada que ver con los naturales; son obtenidos a base de reacciones químicas.

Según su utilidad los aditivos se dividen en  siguientes clases:
a)    Aromatizantes – ayudan a obtener un aroma en concreto como de fresa o naranjas
b)    Colorantes – ayudan a obtener el color deseado en el producto
c)    Conservantes – alargan la vida útil del producto, protejan ante crecimiento de hongos, bacterias
d)    Antioxidantes – impiden la oxidación de las grasas presentes en el producto evitando olores extraños, a rancio y mantienen color
e)    Acidulantes – mantienen el pH bajo, para conservar o dar la sensación organoléptica como en los refrescos
f)     Edulcorantes – sustitutos de azúcar, gran mayoría artificiales
g)    Espesantes – ayudan a obtener la textura agradable para el consumidor
h)   Saborizantes – dan un sabor en concreto
i)     Emulsionantes – sustancias que ayudan crear las emulsiones como mayonesas, aderezos de las ensaladas. Evitan que la salsa se corte y mantienen la textura
j)      Potenciadores de sabor – probamente más controvertida clase de todas. Glutamato de sodio pertenece a esta clase. 

Aquí hay una lista de aditivos:

Hay que tener en cuenta que en muchas etiquetas no hay sitio para poner los nombres de los aditivos, sobre todo en los productos destinados para los niños como golosinas o postres. Por este motivo los fabricantes solamente incluyen la larga lista de los E, que obviamente alarma a los padres. Por ejemplo, entre los conservadores, los E200 (ácido sórbico) y E300 (ácido ascórbico) son ácidos que se encuentra en el mundo natural y están utilizados desde siempre. En caso de E210 (ácido benzoico) es mejor evitarlo por su controversia y posible influencia al desarrollo de las alergias y asma.
Pronto publicaré un artículo, donde se especifica que aditivos es mejor evitar y por qué.

Sin embargo, no se puede eliminar los aditivos de la dieta por completo. Están en prácticamente todos los productos alimentarios, cosméticos… Para reducir su consumo, lo recomendable es comprar leyendo atentamente las etiquetas y en vez de platos precocinados, preparar las comidas caseras, postres, bollería casera.

Bibliografía:

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