Las
etiquetas de varios productos son un auténtico misterio. Llenas de números con
los E delante, no hay quién se aclare. Varias páginas web están haciendo
propaganda que todo con los E es malo para la salud. Que todo son sustancias
químicas y es una conspiración de empresas alimentarias con la intención de
drogarnos para que compremos más. Pues no.
Empecemos
desde los principios. Los aditivos alimentarios se estaban añadiendo a los
alimentos desde la antigüedad. El vinagre, jugo de limón, sal – todas estas
sustancias ayudaban a preservar los alimentos para las épocas de escasa
alimentación o se les echaba para mejorar el sabor. Todas las especias son
aditivos.
¿Y
qué es un aditivo? Es cualquier substancia, tanto natural como artificial que
se añade al alimento para mejorar su aspecto, textura o propiedades
organolépticas durante todo el proceso de producción, desde la materia prima
hasta transporte de producto acabado. Además, en la etiqueta hay que indicar
todos los ingredientes que contiene el producto, en el orden descendiente –
desde la cantidad mayor hacía cantidad menor.
Desde
el siglo XIX, cuando la producción de comida se convirtió en el proceso
industrial, se empiezo a echar los aditivos a escala grande, sobre todo para
hacer el producto más atractivo para el cliente y más sabroso. Desde ahí se
introdujeron varios tipos de colorantes, aromatizantes, conservantes… A lo
largo de tiempo se introducía nuevos ingredientes, se eliminaba otros por su
toxicidad o poca rentabilidad.
Para
aclarar las cosas y proteger al consumidor, varios países establecieron ciertas
leyes para controlar la implementación de aditivos. Uno de los pioneros,
Estados Unidos, en 1938 aceptaron la ley que constaba que solo los alimentos
comprobados como no carcinógenos (a base de estudios de laboratorio con
animales) se pueden usar como aditivos en la industria alimentaria. En Unión
Europea se estableció una ley parecida
en los años 60 del siglo pasado. Desde entonces la lista se sigue actualizando
dependiendo de los resultados del laboratorio y aprobación tanto de FAO (Food
and Agriculture Organisation) como un consejo de científicos internacionales
independientes. En EU se tarda 10 años en aceptar un aditivo y admitirlo al uso
industrial. Hay que presentar los datos de repetitivos estudios que indican el
IDA (ingesta diaria admisible); es decir: una dosis que no provoca ningún daño
al ser humano ingerida a diario. Cada nueva sustancia obtiene un numero con E
delante que facilita su identificación.
Durante
últimos años se ha eliminado varios aditivos, sobre todo colorantes, de la
lista positiva de los aditivos a base de los resultados científicos no
favorables. La lista está siendo
actualizada todos los años para proteger al consumidor.
Básicamente,
se puede dividir los aditivos en tres
tipos:
- Naturales: se les puede encontrar en la naturaleza como ácido ascórbico,
- Idénticos con
naturales: tienen la misma estructura
química que los naturales,
- Artificiales: no tienen nada que ver con los naturales; son obtenidos a
base de reacciones químicas.
Según
su utilidad los aditivos se dividen en siguientes clases:
a) Aromatizantes – ayudan a obtener un aroma en concreto como de fresa o
naranjas
b) Colorantes – ayudan a obtener el color deseado en el producto
c) Conservantes – alargan la vida útil del producto, protejan ante
crecimiento de hongos, bacterias
d) Antioxidantes – impiden la oxidación de las grasas presentes en el
producto evitando olores extraños, a rancio y mantienen color
e) Acidulantes – mantienen el pH bajo, para conservar o dar la sensación
organoléptica como en los refrescos
f) Edulcorantes – sustitutos de azúcar, gran mayoría artificiales
g) Espesantes – ayudan a obtener la textura agradable para el consumidor
h) Saborizantes – dan un sabor en concreto
i) Emulsionantes – sustancias que ayudan crear las emulsiones como
mayonesas, aderezos de las ensaladas. Evitan que la salsa se corte y mantienen
la textura
j) Potenciadores de sabor – probamente más controvertida clase de todas. Glutamato de
sodio pertenece a esta clase.
Aquí
hay una lista de aditivos:
Hay que tener en cuenta que en muchas etiquetas no hay sitio para poner los nombres de los aditivos, sobre todo en los productos destinados para los niños como golosinas o postres. Por este motivo los fabricantes solamente incluyen la larga lista de los E, que obviamente alarma a los padres. Por ejemplo, entre los conservadores, los E200 (ácido sórbico) y E300 (ácido ascórbico) son ácidos que se encuentra en el mundo natural y están utilizados desde siempre. En caso de E210 (ácido benzoico) es mejor evitarlo por su controversia y posible influencia al desarrollo de las alergias y asma.
Pronto
publicaré un artículo, donde se especifica que aditivos es mejor evitar y por
qué.
Sin embargo, no se puede eliminar los aditivos de la dieta
por completo. Están en prácticamente todos los productos alimentarios,
cosméticos… Para reducir su consumo, lo recomendable es comprar leyendo
atentamente las etiquetas y en vez de platos precocinados, preparar las comidas
caseras, postres, bollería casera.
Bibliografía:
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