La
foto quizás no es la mejor del mundo, pero el sabor es espectacular, os lo
aseguro.
Panna
cotta es un postre italiano que significa “nata cocida”. El secreto de su
preparación está en la paciencia y el tiempo. Se puede variar los sabores
añadiendo café, caramelo, ralladura de limón (zumo no, porque se cortará la
nata).
Yo
suelo hacerla con el azúcar vainillado y con salsas – me encanta la salsa de
frutos rojos o de frambuesa.
Pero
esta vez hice tres sabores: de vainilla, de café y de limón.
Ingredientes:
(para dos/tres raciones)
400
ml de nata para montar
50
ml de leche
Azúcar
al gusto
2
hojas de gelatina
Salsa
de frutos rojos
Frutos
rojos (frescos o congelados)
Azúcar
Vinagre
de Módena
Vino
tinto dulce
Preparación
En
un bol de agua fría, metemos la hoja de gelatina para que se hidrate (tarda
unos 5 – 10 min).
En
un cazo echamos la nata y la leche y calentamos. Cuando rompa a hervir,
apartamos de fuego, añadimos el azúcar, mezclamos bien. Escurrimos la gelatina, la echamos a la
nata y mezclamos bien para que no haya grumos. Repartimos entre dos moldes y
dejamos que cuaje en la nevera (preferible toda la noche).
Para
la salsa de frutos rojos:
En
un cazo metemos los frutos rojos y dejamos que se deshagan durante la cocción.
Le añadimos azúcar al gusto (con la panna cotta mejor que quede un poquito
ácida así contrastara con el dulzor de la nata). Añadimos poquito a poco
vinagre de Módena, vino tinto, probando cada vez para que quede al nuestro
gusto. Dejamos que la salsa espese al fuego lento y la colamos para deshacernos
de las pepitas.
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