Hace
poco hice una entrada sobre ¿Cómo leer las etiquetas? (http://nosvemosenlacocina.blogspot.com.es/2017/01/como-leer-las-etiquetas-una-guia-rapida.html).
Es un comienzo
por mi parte de una serie de artículos donde quiero aconsejar como ser mejor
consumidor y elegir lo mejor posible entre tanta oferta de alimentos en las
estanterías de los supermercados.
Bien,
ahora tocan unos consejos como ser mejor consumidor – consumidor consciente.
No
es nada fácil. Entre la publicidad que nos vende humo y las ofertas en las
tiendas uno se puede marear y no siempre hay tiempo para comparar las
etiquetas, mirar los ingredientes, preguntar en la carnicería... Aquí os dejo
mis soluciones.
1.
Nunca ir de compras con estómago vacío.
Por una simple razón – comemos con los ojos. Y justamente lo más bonito, lo más llamativo
está a la altura de los ojos. Inconscientemente, elegimos lo que nuestro
cuerpo nos pide porque tiene hambre.
Es mejor tomar algo antes de entrar a la tienda –
preferible una fruta, frutos secos, trozo de chocolate negro un batido de
frutas con yogur. Un estómago lleno, cuerpo feliz, mente despejada.
2.
Siempre hacer lista antes de ir de compras.
Yo lo que hago siempre es mirar la página web de los
supermercados y comparar los precios de los productos que necesito. Intento
planear las comidas unos días en adelante. A veces incluso comparo los
productos aun en casa cuando tenga un
ratito. Y en el super voy cogiendo lo que hay en la lista. Raras veces me lo
salto salvo que haya una oferta de cosas que sí que me gustan.
3.
Se recomienda hacer las compras una vez a
la semana para toda la semana.
Por una simple razón – no se pierde tiempo, se puede
pasar los findes con la familia al aire libre y además se puede ahorrar.
Comprando grandes cantidades a la vez se puede aprovechar de las ofertas
“Compra 5, paga por 4”, “la segunda unidad 50% menos” etc. Planeando el menú
semanal en adelante, evitamos las sorpresas y compras innecesarias.
Además, si es posible, es mejor hacer las compras de
fruta y verduras en los mercadillos. Suelen ser más baratos y los productos
vienen de la zona en vez de importación. Y siempre recomiendo comprar
ingredientes según temporada.
Un enlace para que podéis comprobar que y cuando está en su mejor época de su consumo https://www.ocu.org/alimentacion/alimentos/calculadora/calendario-de-frutas-y-verduras
4.
No llevar niños cuando sea posible.
Ya lo sé que parece absurdo- ¿Qué voy a hacer con mi
hij@? Algunos me preguntan en este instante.
La razón es muy simple. Los niños nos distraen. Queremos hacer las compras lo más rápido
posible, dejamos de leer las etiquetas, comparar los productos. Los niños
también hacen que somos más susceptibles a las compras espontaneas – aquí una
chocolatina, aquí un dulce porque tiene buena pinta. O un queso que le gusta al
niño. Salimos de la rutina diaria y de la lista.
Una opción es comprar por internet. Aunque no recomiendo comprar las frutas y carne fresca por este método
(yo siempre me fijo en el estado de los mismos).
5.
Compara siempre los precios por kilogramo/unidad/ml.
Muchas marcas tienen precios parecidos pero diferentes
tamaños de envases. Comparando el precio
unificado por kg o ml, podemos coger uno que sale más económico.
Ojo con las ofertas – no siempre lo más rebajado es lo
más económico.
6.
Fíjate quien produce el producto de marca
blanca.
Es muy beneficioso tanto para fabricante como para
supermercado invertir en las marcas blancas. Son más baratas, tienen más tirón
que la marca oficial. Muchas veces tienen los mismos ingredientes que los
productos de marca, la diferencia es el precio.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que la marca
blanca puede ser mucho peor que la marca original. Peores ingredientes, peor
formula, peor sabor. Solución: leer las etiquetas, comparar, probar.
Yo siempre compruebo
quien produce un producto de marca blanca.
Y así encontré un jamón que tiene mejor composición que un producto propio el
fabricante (no hay glutamato monosódico y la lista de ingredientes está más corta).
7.
Ir probando nuevas marcas.
Me refiero al aspecto económico. Yo, por ejemplo, uso la
marca de lavavajillas bastante caro, muy publicitado, pero tengo que admitir
que es lo más económico. Un bote me dura más de tres meses y fregamos todos los
días. Un bote barato de marca blanca no dura ni un mes. Por este motivo, aunque
hay que gastarse más al principio, sale barato porque a lo largo ahorras un
dineral.
8.
No prestar atención a la “portada” del
producto, sino la lista de ingredientes.
La información más
grande en la caja/envasado/bolsa suele ser un engaño para atraer la vista y la
atención del consumidor. Mayoría de cosas 0%
de grasa vienen llenas de azúcar, el ingrediente clave suele ser escaso cuando
lo comprobáis en la lista de ingredientes. No os dejéis a engañar por el
fabricante que nos intenta colar el producto maravilla. Y encima por el precio
de oro.
Es mucho más sano
comprar un producto normal como yogur natural que invertir en yogures de “alta
gama” de frutas, sin azúcar añadida y sin grasa. Primero, que no saben a nada,
no son nada sanos (mayoría ni lleva frutas, solo el aroma y colorante y encima
con edulcorante) y valen un dineral. El cuerpo humano necesita grasa, pero
grasa de calidad. Aceite de oliva, grasa naturalmente presente en la leche entera,
un trocito de mantequilla de vez en cuando.
9.
Nunca comprar de más.
Siempre uno se olvida de esta regla de oro sobre todo
cuando se acercas las fiestas. El mayor desperdicio alimentario se produce en
los hogares – la gente suele comprar demasiado y luego se tira buena parte de
las compras por varias razones. Ya estaba caducado, ya no podíamos comer más,
ya estaba malo (moho, mal olor, cambio de color etc.).
Siempre intenta comprar lo que realmente necesitas. E
intenta aprovechar de los restos. ¿Te queda un poco de pollo asado? Añádelo a
la ensalada. ¿Un poco de yogur? Un smoothie con frutas para merendar. ¿Pan?
Torrijas, budín, pudding inglés. Ahorrarás
tiempo y dinero.
Espero
que os haya ayudado un poquito a la hora de las compras. Poquito a poco vamos a
ir cambiando la industria alimentaria. Nosotros deberíamos dictar los nuevos trends saludables sin dejarnos moldear
por la publicidad y malos hábitos alimentarios.
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